
La que es probablemente la cabecera más famosa de la prensa estadounidense, The New York Times, está siendo últimamente objeto del deseo de tiburones financieros y 'media tycoons' (magnates de los medios).
Hace unas semanas fue el turno de entrar en su accionariado de Philip A. Falcone, conocido especulador de Wall Street. Y ahora le ha seguido el mexicano Carlos Slim, que ya ha merecido un perfil en este blog por su afición a comprar empresas en crisis, reflotarlas y convertirse con ello en el hombre más rico del mundo.
Lo más sorprendente es que la noticia la dan, sin muchos paños calientes, dos periodistas del propio The New York Times, Ricardo Pérez-Peña y Elisabeth Malkin. Con sus comentarios dejan en evidencia que los activos de la empresa están por los suelos, algo que no sólo se debe al impacto de Internet, sino a una gestión poco lucida de la familia Sulzberger (esto último no lo dicen, pero se sobreentiende). Lo cuenta con más gracia Íñigo Sáenz de Ugarte en su blog, Guerra Eterna.
La entrada de Falcone, primero, y de Slim, después, deja ver algo más: ambos piensan que The New York Times tiene recorrido por delante. Pero, muy probablemente, no como periódico impreso sino como medio global en la Red. El primero ya hizo saber al consejo de administración del diario que espera que invierta de forma decidida en activos de Internet. Y es que 'con tu marca y mi cerebro...'
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